ya son treinta y uno

domingo, diciembre 25, 2005

ES NAVIDAD

Hágamos el recuento. Pasé toda la mañana escondida bajo las sábanas y chateando con El Amigo de la Infancia (cuántas cosas en común, demonios!) hasta que El Niño Grande vino a tirarme, literalmente, de la cama para llevarme a comer. Nos encontramos con Chiquito Gurú, tomamos helados y entre una cosa y otra logré decirle lo que descubrí en estos días: la tristeza y el desazón tiene más que ver con El Pibe Inesperado que con Islerodemiura.
Al final, llegó la hora de enfrentar La Gran Fiesta. El indicador de mis pocas ganas de asistir resultó inversamente proporcional al tiempo que pasé frente al vestidor decidiéndo el outfit para la noche. Tres horas, cuarenta y siete cambios y 3 minutos para maquillarse en pleno Viaducto. No pintaba para nada bueno. Ya en casa de La Abuela tuve que enfrentarme a La Gran Familia. Estaban todos, muchos, los suficientes. Niños, Adolescentes, Grandes y Más Grandes. Da gusto verlos pero tenemos tan poco que compartir. La pregunta obligada llegó. "Y tú ¿para cuándo?". Al menos ahora no se refieren a la boda (suficiente tuvimos con El Marino Italiano!) si no a los hijos. No sé si me creen cuando las miro incrédula, casadas, frustradas y con 20 mil niños que gritan alrededor y les confirmó (un año más) que no tengo ninguna intención.
Llegaron las doce, los abrazos y La Familia Pequeña que repite lo mismo: "ten una niña". ¿Pero qué parte se han perdido de mi vida que siguen diciendo lo mismo?. Y no sólo eso, descubrí quizá la parte más desalentadora: están terriblemente preocupados por mí pero sale a flote su incapacidad de mirarme a los ojos, de preguntarme qué pasa, de darme un abrazo y dejarme llorar. Ninguno sabe hacerlo. Ni ellos y supongo, ni yo.
A la una de la mañana llegó un mensaje. Era Islerodemiura que me mandaba todos sus besos. Y me siento estúpida pero confieso que si me hubiera pedido un encuentro, no me hubiera negado. No quiero explicaciones, ni un novio, ni una disculpa, quiero sólo un buen beso.
Por la mañana las cosas corrieron tal como sucede en estos casos. Recalentado, mucho café y a echar el chal. Más tarde, el cine con los sobrinos. Tocó verdadero clásico dominguero: "Como si fuera cierto". ¡No podía ser una mejor selección! Comedia romántica, una "workaholic" en plenos treinta, sin suerte en el amor y desperdiciando la vida detrás de el éxito profesional. "Deberías trabajar menos" dijo La Jefa. Entendí que cualquier parecido con la vida real no es más que pura coincidencia.

la que escribe Bridget Jo :: 19:47 :: 3 Le entran al cuento:

Poniendole de su cosecha

---------------oOo---------------