ya son treinta y uno

domingo, diciembre 11, 2005

LA PERLA


Por la tarde, parecía que el cielo me había caído encima. Pero la repentina aparición de Chiquito Gurú y Chiquito Venezolano ayudaron a que el asunto fluyera mejor de lo que esperaba. Ellos, la palmerita de foquitos y la caguama en vaso desechable sirvieron para curarse la desilusión.

Haciendo caso a sus sabios consejos, me desahogo: no, ya no. ya no quiero ser "cool", comprensiva y tolerante. El Pibe Inesperado falló. Se vendió como algo que no fue y yo le compré la historia. ¿Ilusa? Quizá. ¿Ingenua? Talvez pero me salva la honestidad de mis actos. -¿Te doy hueva?- preguntó. Y si. Me da una infinita flojera la mentira, sobre todo en un contexto absurdo, en una historia que no necesitaba del engaño para continuar, vamos una historia que ni siquiera tenía intención de ser historia. Carajo! Si sólo iba a durar 10 dias.

En fin, cada quién con sus culpas. Y la mia, en este caso, fue la de creer. El se va, pero antes (con todo y su mal asumido orgullo argentino) cayó en el juego de la Niña en cuestión. En la estúpida táctica de guerra y de guerrilla. En el "te desprecio porque se que así te tengo en las manos". ¡Todavía estamos en esos niveles! Yo en tanto, me quedo con la desilusión que dan las mentiras descubiertas, el orgullo felino lastimado (pero por ahí dice Giovannita que para mí viene lo bueno), la tranquilidad que me da haber jugado limpio y (lástima!) un libro del Chavo del Ocho envuelto para regalo.

la que escribe Bridget Jo :: 03:06 :: 2 Le entran al cuento:

Poniendole de su cosecha

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