ya son treinta y uno

viernes, diciembre 23, 2005

VUELVE A LA VIDA

¿Quién lo hubiera pensado? Que todo esta depresión prenavideña a irse con la partida del Pibe Inesperado. Pues así lo parece. Justo unos minutos antes de abordar, marcó mi teléfono. Con la cabeza en las nubes, ese acentito que conquista y ciertas ganas de despedirse, hablamos durante 12 minutos y 39 segundos (no soy obsesiva, sólo se queda marcado en la pantalla de mi teléfono!). Hablamos del vuelo, de la hora de llegada, de Los Coreanos que me súper encarga (por cierto ya estoy planeando concierto con el Coreano Tierno), de su ipod nuevo... del miedo que lo asalta en lo más profundo. Del gusto de habernos encontrado. La llamada terminó con un beso rápido, la promesa de encontrarnos de vez en cuando en red y un último adiós. Uff! Se acabó la historia. Y así, como por arte de magia (como sucede casi todo en mi vida) me sentí mejor. Apenas colgué el teléfono, mi corazón se tranquilizó, la ansiedad volvió a sus niveles normales, la inseguridad pasó a segundo plano y corrí a bañarme para comprar los regalos de Navidad. Por cierto, juré que no iba a gastar de más y apenas estaba yo en las envolturas cuando ya había firmado mil pesos. Clarísima señal de que vuelvo a ser la misma de siempre!
Antes de partir, me atrapó El Amigo de la Infancia en msnger. Y digo me atrapó porque literalmente así me siento con sus letras. Chistes y tonterías, reflexiones profundas, muchas risas, ocurrencias varias y cuentos y recuentos de nuestras historias, así son nuestras horas en chat. Confieso, me la paso bien, muy bien y sin presiones del ligue. ¡Estuviera yo para esos trotes!
Por la noche llegó la cena de Navidad con La Familia Pequeña. Todos tienen cosas que contar, todos atropellándose las palabras para hablar de las novedades y darnos los regalos. Susanita Ejecutiva y Marido Perredista presumiendo orgullosísimos su camioneta nueva que está pocamadre (¡qué envidia me dan!) me dieron la bolsa dorada-judía que me faltaba en la colección, El Niño Chico se lució con un buen libro (las letras siempre caen bien al espíritu) y muchos abrazos que reconfortan, El Niño Grande se rayó con la colección completa de Don Gato en dvd (confirmo, nadie me conoce tan bien y profundo como él), La Abuela me dio el pretexto para estrenar mañana y un abrazo que me confirma lo afortunada que soy de tenerla viva, cerca y tan amorosa, La Jefa me regaló las botas leopardadas que busqué por abajo de las piedras y que faltaban en ese hueco del guardarropa, todo mientras amenazaba con aprender computación sólo para leer "el blog de su hija" (¿estamos seguros de que queremos que mamá esté al tanto de mis aventuras?!) y por último, mi Sobrino Galán que poco a poco me ha convertido en la confidente de sus primeras aventuras que involucran hormona y corazon y El Sobrino Bombón que logra conmoverme con esa vocecita, envuelto en un mameluco, y la emoción en los ojos cuando desenvolví su regalo: una piedra azul colgando de un cordoncito azul pensada especialmente para mí porque simboliza inteligencia. Porque así, dicen, es su tía.
El pecho se me ensancha de orgullo y falsa modestia y el buen humor va directamente a la alza.

la que escribe Bridget Jo :: 23:59 :: 2 Le entran al cuento:

Poniendole de su cosecha

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