ya son treinta y uno

sábado, enero 28, 2006

BITACORA DE VIAJE

Voy por la vida hilvanando traspiés
como una estúpida
mas cada día yo pienso esta vez
será la última...
No sé que hacer, no se como evitar
ir por el mundo así
siempre dispuesta para tropezar
lo mismo aqui, que allí


Si tuviera que ponerle una canción de soundtrack al viaje, seguramente sería algo así como lo que opina la Señora Casal o ya de plano, en el Recuento de los Daños como diría mi Gurú La Señora Trevi, que asegura que me salen debiendo tantísimo amor!. Pero lo mejor de estos casos, es que una siempre anda cargada con un moleskine pa' anotarlo todo y que no se nos olvide ni una coma de estos andares destartalados. Pues ahí les va:

Aunque, a agua pasada, debo decir que mi buena estrella no me abandona (con todo y cámara robada). En el viaje de ida conocí a El Amigo del Avión que había perdido en un retraso a su Prima Romancera y traia ganas de platicadita. Pero como siempre, una de presuntuosa y presumida, no hice caso del muchachon que tampoco está de mal ver. Después de tres intentos de plática, la reinita se decidió a darle teléfono, recibir su tarjeta y dejar que me ayudara con la maleta (no si habría que agarrarme a cachetadas la próxima vez!).

La llegada a Barcelona pintaba bien, me encontré en el aeropuerto con Señora Susanita y Comprador y desde ese momento hasta el lunes por la mañana no paramos en el asunto laboral: la feria del BB, las fotos, las tiendas, los maniquíes, las tendencias, el ojo avisor y por ahí, de fondo nos pasaba el Parc Guell y La Sagrada Familia. Eso sí, supongo que mi humor ya empezaba a pintarse de negro pues en un retraso de la Señora Susanita he armado tremendo alboroto, de lágrima, grito y sombrerazo. Sólo recuerdo los ojos desorbitados de mi hermana ante mi transformación y la boca abierta sin poder articular palabra. Creo que no me reconocía, no lo creía o no lo quería creer. En fin, como en todo pleito familiar, la reconciliación vino a los dos segundos y porque la cordura de la Señora Susana supera por mucho los berrinches de esta La más pequeña de los tres.

Una vez que los compañeros de viaje partieron empezó el torbellino. Primero a casa del Ex de la Amiga que muy cordialmente ofreció el sofá de su sala para que pasara la noche y una súper conexión a internet que me permitió volver a ponerme en 'onda' con un jefe que exigía una y otra vez "materiales, buenos materiales, más materiales!". Antes de que pudiera yo entrar en confianza, reapareció el Amigo del Avión ofreciéndome buena marcha y unos tequilas pa entrarle a la fiesta a lo chilango. Y ahí te voy, que a mi no me dicen dos veces. La fiesta estuvo como debía de estar(debo las fotos por obvias razones), el dancin' aún mejor y por supuesto, terminé durmiendo en el apartamento rentado por el susodicho y la prima. Y será que hicimos buen tercio (más los noviecillos españoletes de la prima que siempre rondaron por ahí) que no me dio tiempo de ponerle fecha a mi cerebro y terminé (como ha sido en los últimos diez viajes) perdiéndo el avión. El par de primos (convertidos en mis ángeles de la guarda) me dejaron antes de partir, la noche del departamento pagada, la seguridad de que había comprado otro boleto de avión y 50 euros "pa' lo que se ofrezca". Si después de esto no les levanto un altar es que tengo severos problemas.

En fin, la llegada a Madrid fue por demás tranquilizadora. El Amigo Actor me recibió con todas las bondades de su tierra. (Y mira que decir bondades en España no es cosa sencilla). Organizó recorrido, tapas, tragos, fiesta y fotos durante toda la noche para que no me fuera 'sin haber visto Madrí'. Y ahí estuvo el otro detalle, entre tanta caminada viendo hacia arriba mientras señalaba el mismisimo Palacio Real, otro metía la mano en mi bolsa llevandose la bonita cámara (bien prestada y cargada de las fotos de mi trabajo) seguro, para tomarle fotos a su familia enferma (digo, no hay por qué pensar mal!). Y el derrumbre llegó completito, esto ha sido llorar y llorar y llorar como El Rey (o eso es rodar?). La noche terminó con un mojito (medio salado a fuerza de moquearle) y El Amigo Actor haciéndome reír con su mejor performance.

Bastó subirme al avión de regreso para caer rendida. Esto ha sido dormir siete horas seguidas pasándo por alto sobrecargos insistentes en hacerme comer tortilla de patatas y vino tinto, mi soundtrack de todos los éxitos de Mecano (recién adquirido por obvias razones para la Naquita Nostálgica que llevo dentro), las turbulencias bajo el control del capitán, los dos niños que se pusieron de acuerdo para llorar al unísono durante todo (y cuando digo todo es todo) el viaje y las dos películas domingueras que ya había tenido el gusto de pagar un boleto por verlas.

Y heme aquí, en casa de La Abuela porque estoy convencida que con estos trotes lo mejor es acurrucarse en lo suavecito de su pijama y dejarse consentir con café con leche al menos mientras tengo que enfrentar al Editor que, hace unas horas y hecho una furia (creo que con razón), me advirtió que resolviera el asunto de las fotos como pudiera, pero que "lo resolviera". Mmmmm. Yo por más que le busco, aún no se me ocurre nada.

la que escribe Bridget Jo :: 07:03 :: 4 Le entran al cuento:

Poniendole de su cosecha

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