ya son treinta y uno

viernes, marzo 10, 2006

DE DOS, UNA

Ah que la jodida! Si digo yo, tan sencilla que es la vida y una complicándosela!

Resulta que la noche de anoche la pasamos con el Chico PR. Pasó muy puntual y como es debido a recogerme para ir a la exposición del Cuerpo Humano.Real + Fascinante. (por cierto, vaya impresión que causa eso de vernos, literalmente, por dentro). En fin, el evento estuvo lleno de encuentros afortunados. Debo confesar que sólo me quedó un gusanito: mi Chico PR no 'desconecta'. En vez de mirar, escanea. Se le ve siempre trabajando y habla poco. Ok, ok. supongo que yo también tendré haaartos defectos. Pero es sólo para no pasarmela echandole porras al muchacho.
En fin, el caso es que de ahí le siguió el antro y hasta una conversación escabrosa, digamos. Se trató el asunto de la exclusividad. Y no lo niego, tuve que ser directa:

"Yo apagué mis velitas. Tú, ¿te andas tirando a alguien más?" pregunté.
La respuesta fue un no rotundo. Confieso, sentí un gustito muy adentro.
"La exclusividad da derechos y exige obligaciones- dije- mi espiritu tropical pide a gritos más de un encuentro a la semana". Se me detuvo el corazón por dos segundos: no quiero colgarme del cuello del susodicho, pero tampoco vuelvo a pasarmela detrás de un hombre 'ocupado y de alas abiertas' que me quiere sólo en sus ratos libres. ya sé, ya sé.. estoy ciscada.
La respuesta no fue tan tajante pero admitió que habrá que robarle noches a su agenda para encontrarnos. Confieso, volví a sentir un gustito muy adentro.
Y aunque seguimos sin ponerle titulos a esto, los planes en común se extienden por los próximos meses. Ya ni para qué preguntar si estamos saliendo ¿no?! Ja.
Inútil contar lo exitoso del empiernamiento que siguió a los eventos. Me gusta cómo me abraza, la manera en la que me cubre con el edredón cuando baja la temperatura y la dulce (y cursísima, lo sé) manera que tiene de llamarme 'princesa'.

En fin, por la mañana el despertador me avisó que era hora del encuentro con Islerodemiura. Que por cierto hasta llamó para confirmar la cita. ¿Cuánta premura no?. El caso es que con el espiritu tranquilo y todavía el aroma de los besos de mi "publirrelacionista" llegué al espacio convenido: una mesa frente al lago. Pasaron diez, quince, veinte, treinta y cinco minutos. Lo sabía, me dije una vez más. y esta vez también me contesté al más puro estilo de Mi Gurú el Señor Don JuanGa de mis NoaNoa: ¿pero qué necesidad?.

De repente apareció. Sonriente como siempre que sabe que está poniendome muy de malas. Sin una disculpa pero con buenos chistes para hacerme reír. Después de tres segundos inició la conversación. Y ¡joder! ahí estuvo todo. Yo que tenía todo bajo control o por lo menos así lo creía, ahí estaba a punto de caer. Lo confieso, me tienta, me atrapa. Y no son sus ojos que me miran fijo, ni sus brazos recién modelados en el gimnasio, es su cabeza. Esa que gira a mil por hora, que tiene un hamster que trabaja de manera incansable en sacar temas a discutir, esa que me involucra en la platica, obligándome a decir cosas inteligentes aunque estemos hablando de las estrellas del show televisivo matutino.

El tiempo corrió tan veloz como los patos que iban de un lado al otro del lago. Al despedirnos sucedió. "Te extrañé" dijo y nos dimos un abrazo. La electricidad de los recuerdos me recorrieron en dos segundos desde la tripa al corazon pero, vaya alivio, pasó también por mi cabecita en recuperación. Juramos que nos volveríamos a ver. Yo no lo sé.
Y no sólo por el contrato de exclusividad que alegremente me tiene unida al Chico PR (aunque no tengamos la certeza de por cuánto) sino porque no quiero volver a verme, llorando a mares (diría mi Otra Gurú Doña Ale de mis Reventones Guzman), pérdida y descontrolada por un torero que después de cinco años de tenerme en la arena, sigue queriendo dar capotazos y ninguna estocada final.

la que escribe Bridget Jo :: 12:55 :: 10 Le entran al cuento:

Poniendole de su cosecha

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