ya son treinta y uno

lunes, marzo 13, 2006

SE CIERRA

Supongo que el caótico cierre de una revista sirve también para que una se distraiga, las aguas vuelvan a su cauce, los ánimos se relajen y no deje que el enojo me saque humo por las orejas.
En fin, el día comenzó con un cafecito con El Editor. Se tocaron buenos temas y algunos que todavía tienen un rato por tratar. Esperemos que de tanta negociación se llegue a un buen arreglo. Y para alegrarnos la mañana, apareció por ahí El Actorcito Condesero. Carajo! cuánta guapura. No cabe duda que fue una bonita visión para empezar el día.
Durante el dia el Chico PR no dio señales de vida. Bien hecho, visto que mis cienmil furias no me hubieran dejado ser coherente con mis argumentos. Ya por ahí de las 9 de la noche mando un mensajito avisando que está en tierras regias y regresa mañana por la noche. En fin, supongo que a su regreso podremos tratar el asunto que tanto me enfureció.
Entre tanto trabajo, no faltaron los mails de Islerodemiura con una nueva propuesta para encontrarnos: una comidita por ahí en la semana. Yo, por mi parte, todavía no confirmo. Y es que, digamos que hay veces que es mejor dejar dormir a los fantasmas y no estarlos alborotando con tanto encuentro.
Por la noche, el dia interminable pareció llegar a su fin con una cenita con La Diseñadora y la Señora Susanita mas en crisis que nunca.

La miro y me parece que lo único que necesita es espacio para llorar, para encontrarse y enlistar errores y aciertos.

Yo, en tanto, siento mucho no poder decir lo correcto a veces. Siento parecerme más a Mafalda en nuestra propia tira cómica familiar.

Siento mucho no saber si mis teorías sobre dejar que la vida fluya suavecito, sin pensar en el futuro, le sirven de algo.

Siento mucho no tener hijos (ni muñecas) para entender el peso de la responsabilidad de su educación en el lomo.

Siento mucho que mi vida sólo tenga, entre sus grandes preocupaciones, los enojos furibundos de un simple date que no llega a tiempo a una cita y no los de resolver el futuro de una familia entera.

Pero, ahora sí y 'que me disculpe la señora' (como diría mi Gran Gurú Doña Manoella de mis Recuerdos Setenteros Torres), no somos más que el resultado de nuestras buenas y malas elecciones en la vida.
Yo estoy aquí, dispuesta a prestarle el hombro cada que quiera olvidar el caos histérico de un hogar dulce hogar de una familia 'alargada'.
Yo estoy aquí, sin esos conflictos pero con una casa donde el vacío hace más ruido que los acuáticos aleteos del único compañero que se aventó el paquete de compartir mi habitación. Cada quién, a pagar sus facturas.

la que escribe Bridget Jo :: 23:07 :: 6 Le entran al cuento:

Poniendole de su cosecha

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