ya son treinta y uno

domingo, junio 25, 2006

DESAMORES

Me porté bien, rebien aunque no logré quedarme en la cama como me lo propuse desde el viernes.

Apenas amaneció ya estaba armando plan para ver el partido. Y ahí voy con La Diseñadora a casa de unos ciertos desconocidos. Como era de esperarse a la hora de tocar el tema de las votaciones, tuve que volver a aplicar el speech salvador del honor. Digo yo.. si no estamos dispuestos a escuchar a los demás ¿para qué jodidos les preguntamos? Lo más curioso fue encontrarse por ahí a una joven priista convencida.. y yo que pensé que esos ya no existían.

En fin, la reunión seguía entre altas y bajas cuando llegó la fatal noticia en un mensajito. Los Chiquillos habían terminado su relación. Por un segundo tomé aire y pensé en las consecuencias. Llamé en seguida al Chico Grande. Al teléfono, su voz se oía lejana, profunda y triste cuánto más. No se acabó el amor pero sí las ganas de tener un compromiso. La historia se repite: la de él, la mía, la de todos. Siempre estas mismas historias que nunca duran para siempre. Esas que confirman el titulo de la novela que algún dia escribiré, esa de 'el amor eterno dura seis meses'... ¿o menos?

Hoy desayunamos juntos. El proceso me es tan familiar. Aunque lo evita, trae perdida la mirada, inicia con un tema cualquiera y termina hablando de lo mismo.. y así, como sin querer, aún se le escapa un 'nosotros'. También me sé lo que sigue: la tristeza, las lágrimas, el sueño de día, el insomnio de noche, el duelo, la recuperación, el miedo y la vuelta a empezar. ¿Será que lo he visto tantas veces, será que lo he vivido otras muchas, será que no hay forma de escaparse?

De ahí, me encontré con La Mejor Amiga, con mucho bronceado y sonrisa pero con los ojos tristes de mal de amores. No quiso hablar y respeto su silencio. Pero como diría la canción "te pareces tanto a mí, que no puedes engañarme".

Ya de vuelta en casa doy vueltas en el silencio y me siento a salvo. No sé si me gusta o me he acostumbrado a la falta de ruido, de voces, de pasos... a la soledad sin padecerla. Me meto a la cama y me parezco a 'La mujer en guerra' de Maruja Torres, esa que dormía en el centro de la cama porque no esperaba a nadie que ocupara la otra mitad. Disfruto la sensación de abrir los brazos y las piernas para adueñarme de mi espacio.. aunque, al final, no puedo evitar girarme a la izquierda y saber que no estoy sola, que en un poquito más allá de las sábanas está Manolo, quién silencioso y acuático, duerme conmigo.

la que escribe Bridget Jo :: 23:29 :: 7 Le entran al cuento:

Poniendole de su cosecha

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